CASA BALCANES
  Cultura   Sarajevo 21/04/2013

Sinoć sam ti, Safo – Damir Imamović Trio

Autor: César Campoy

Resulta imposible entender el Sevdah contemporáneo sin la figura de Damir Imamović. Este sarajevita, hijo y nieto de dos figuras importantes del género, Nedžad y el incomparable Zaim, se ha convertido en incansable investigador y divulgador de unos sonidos que mamó desde pequeño, y que, a través de una personalidad eminentemente inconformista, ha venido brindando en incontables proyectos: a través de colaboraciones (con Jadranka Stojaković, Vlatko Stefanovski o Bojan Z), a través de su Damir Imamović Trio (junto a Edvin Hadžić y Vanja Radoja editó un par de referencias), en solitario (dos discos más le contemplan), o mediante Damir Imamović Sevdah Takht (en compañía de Nenad Kovačić e Ivan Mihajlović), su último proyecto hasta el momento.

Apasionado de la guitarra, ha conseguido exprimir las posibilidades de las seis cuerdas hasta límites insospechados, y ha sabido mezclar, de manera sorprendente, tradición con modernidad (se sumerge en la historia, y acaba haciéndola suya), ritmos propios con otros lejanos geográficamente, pero cercanos en lo espiritual, perfectamente asimilados. Sólo así se entiende la pasmosa facilidad de nuestro protagonista para fusionar, por ejemplo, el clásico de Gershwin, Summertime, con una de las piezas de cabecera del Sevdah, Teško meni jadnoj u Saraj’vu samoj. Toda una declaración de intenciones.

Sinoć sam ti, Safo, el tema que nos ocupa, forma parte del repertorio del segundo larga duración de Damir Imamović Trio, Abrašević Live (autoedición, 2008), publicado dos años después de su debut, Svira Standarde (Buybook, 2006). Damir, acompañado de Edvin y Vanja decidía recuperar unos pocos temas de aquel primer CD e incorporar otros clásicos del Sevdah para, en uno de los centros de promoción cultural más activos de Bosnia-Herzegovina, el OKC Abrašević de Mostar, construir un disco en directo absolutamente compacto y coherente. Uno de los hitos del Sevdah moderno.


Damir se basó en el original de Safet Kafedžić y del maestro del saz, Muhamed Mešanović Hamić, para, en una muestra más de su habilidad para hacer suyos los sonidos tradicionales, dotar de una nueva dimensión a una pieza cuyo resultado es tan ambicioso como virtuoso y contundente. El contrabajo de Edvin y la guitarra de Damir acompañan, en un abrupto inicio, a un violín, el de Vanja, que marca una entrada tan abrumadora como tensa. A partir de aquí, Imamović da buena cuenta de su peculiar registro vocal, repleto de sentimentales variaciones, improvisaciones y eternas notas desgarradas.

Un cúmulo de sensaciones y estilos vienen a nuestra cabeza (música clásica, blues, jazz, rock, sonidos orientales…), y todo gira en torno a una sevdalinka del siglo XXI, que sigue oliendo, no obstante, a café turco y bazar. Acto seguido (una práctica habitual de Damir) se establece un tenso y sentido duelo entre guitarra y voz que finaliza con una sorprendente frase en la que ambos convergen juntos, al unísono. Después, salida emocionada hacia un final, de nuevo, seco.

El título de nuestra canción podría ser traducido por un romántico La última noche, mi Safa (Safa es la versión cariñosa del nombre de mujer Safija), y, a partir de él, quien la recita le dice a su amada que, esa noche, estuvo en su casa, y en su ventana dejó una rosa para que ella la pusiera en sus senos. El problema nos lo encontramos cuando, al día siguiente, nuestro galán no encuentra, en el escote de Safa, esa rosa, sino un jacinto de un vecino llamado Halil. Desesperado, el ofendido enamorado pregunta: “Oh, Safa, mi Safa, mi infiel amiga, ¿son los jacintos más bellos que las rosas? ¿Realmente prefieres un cuervo a un ruiseñor? ¿Y crees que las perlas falsas son más bellas que los diamantes?“.

Como hemos avanzado, en esta ocasión la inspiración le llegó a Damir a través de la cadenciosa e hipnótica creación artística de Muhamed Mešanović Hamić. Sevdah puro y duro servido a través de uno de sus soportes más universales: voz y saz en absoluta comunión. Otras interpretaciones destacadas, aparte de la brindada por Imamović, vienen dadas, curiosamente, por revisiones actuales de este clásico. Por un lado podríamos destacar la del también virtuoso del saz, Avdo Lemes, en compañía del maestro búlgaro del kaval (una especie de flauta), Theodosii Spassov. Por otro, la pausadísima y casi para públicos muy selectos adaptación de Mostar Sevdah Reunion, incluida en su disco Cafe Sevdah (Snail Records, 2007). Todas gozan de un nivel de calidad evidente, pero ninguna de ellas, no obstante, logra cotas tan arriesgadas y efectivas como el ejercicio de puesta al día de Damir.

(Fuente: Sevda linkas)
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