Cuestionar una revolución, ése podría ser el objetivo del director
de esta película, Corneliu Porumboiu, que incluso estéticamente desmonta
a esos medios de comunicación, entes infalibles que crean la
narratividad de hechos indubitables para la ciudadanía, enseñando el
trampantojo de ese estudio de televisión donde se reúnen los supuestos
activistas que abanderaron la protesta contra la dictadura. Casi dos
décadas después, cuando se cumplen 17 años de esa insurgencia popular
contra Ceaușescu,
quizá ha llegado el momento de tomar distancia y hacer revisionismo de
lo que sucedió y para eso el programa televisivo de Virgil Jderescu abre
los micrófonos a la participación ciudadana. En directo, Tiberiu
Manescu, profesor de historia y dipsómano -buena combinación, desde
luego para apañar los hechos a la medida de las circunstancias actuales-
y Emanoil Piscoci, jubilado y Santa Claus esporádico para ganarse un
sueldecillo. Dos caras de la moneda como Naphta y Settembrini en "La
montaña mágica" o Don Quijote y Sancho, en un enfrentamiento dialéctico
de menor calado que nos permite descubrir las miserias del miedo y la
grandilocuencia de los que, a toro pasado elaboran la historiografía
oficial. Tal vez merecería la pena mirarnos a nosotros mismos para que
la sátira no nos resulte tan divertida y quizá se vuelva amarga al
pensar en todos aquellos que aseguran haber corrido delante de los
grises en las protestas contra Franco y que de ser cierto su número
enflaquecería sobremanera las huestes de la represión y harían pensar
por qué no cayó antes un régimen tan debilitado.
Como en la novela de Mann, viendo "12:08 Al Este de Bucarest"
tenemos la sensación de que "La monotonía y el vacío pueden
abreviar y acelerar vastas extensiones de Tiempo hasta reducirlas a la
Nada… El hastío es, pues, en realidad, una representación enfermiza de
la brevedad del Tiempo provocada por la monotonía. Los grandes períodos
de tiempo, cuando su curso es de una monotonía ininterrumpida, llegan a
encogerse en una medida que espantaría mortalmente al espíritu".
Y en ese encogimiento del inicial entusiasmo en el que todos parecen
haber sido decisivos en la huida en helicóptero del dirigente comunista,
pasamos a la duda razonable y a la memoria de la que los televidentes
rescatan el silencio que atenazaba a los rumanos. De todas formas,
transcurridos más de quince años observamos que aparentemente el nivel
de vida de estos habitantes de una pequeña localidad al este de Bucarest
no ha mejorado sustancialmente; sus gritos en la plaza de "Abajo
Ceaușescu" no parecen haber cambiado tampoco los modos de hacer, porque
como antaño la Securitate, los vecinos, amparados en el anonimato de las
líneas telefónicas, se apresuran a denunciar esas actitudes reprochables
de quienes se intentan apuntar el tanto de haber derrocado al opresor.
¿Nos engañaban nuestros propios ojos o como le ocurrió al director de la
película no fuimos testigos en primera persona de los sucesos históricos
y debemos aceptar la versión sin dobleces que nos ofrecen los presuntos
protagonistas, que quizá sean tan ficcionales como ese Papá Noel que es
Piscoci?
Todos somos revolucionarios en la rememoración, todos estamos dispuestos a jalear las postrimerías, hasta a ponerle música y poco empuñamos la armas cuando toca alzar la voz contra la injusticia, pocos superaríamos la batalla contra nuestro pasado, e incluso desde la coherencia interna, la mirada del otro podría emitir un juicio bien distinto sobre nuestra conducta, sobre lo admirable de nuestras acciones. Las epopeyas requieren de una heroicidad que no aguanta el contraste de los actuales medios de información; sólo en la antigua Grecia era posible pensar con absoluta credulidad en la figura sin tacha de los arquetipos, aunque pensándolo bien, hasta Ulises era imperfecto..., de ahí su grandeza.
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País: Rumanía.
Año: 2006.
Duración: 89 min.
Género: Comedia.
Reparto: Mircea Andreescu (Piscoci),Teo Corban (Virgil
Jderescu),Ion Sapdaru (Manescu), Cristina Ciofu (Vali), Luminita
Gheorghiu (Doamna Manescu).
Guión: Corneliu Porumboiu.
Producción: 42
Km Film.
Música: Rotaria.
Fotografía: George Dascalescu, Marius Panduru.
Montaje: Zsemlye Roxana Szel.
Dirección: Corneliu
Porumboiu.
* Festival de Cannes: Premio Caméra D'or (2006).
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