CASA BALCANES
  Cultura   Dürres 26/07/2013

“Abandoné Albania para buscar un micrófono”

Entrevista a Ismaíl Kadaré

Su residencia de verano en Dürres es todo lo contrario a sus novelas, un lugar apacible y luminoso donde uno pensaría que nunca podría pasarle nada malo. Sólo un bunker reconvertido en chiringuito playero y un pinar cercanos traen a la memoria esa oscuridad del totalitarismo albanés del que el escritor escapó para abrirle los ojos a Occidente. Creyente en la literatura y en el poder de la prensa, sigue siendo el mismo, aunque en estos años sus gafas de pasta hayan dulcificado su imagen y haya logrado ser más autor y menos político in pectore. El Premio Príncipe de Asturias por su ojo sabio para denunciar lo grotesco de las dictaduras puede que sea la señal definitiva: ¿quizá el Nobel aguarda?

- ¿Cómo recibió la noticia de la concesión del Premio Príncipe de Asturias?

- ¿Cómo decir? ¿Qué lo recibí con descontento? Por supuesto que no.

- Pero puede haber otros premios que para usted tengan mayor importancia…

- No, es un premio que cualquier escritor aprecia, porque es un premio que tiene mucha autoridad y que además tiene una atracción, no solamente por la palabra “príncipe”, sino tal vez por el hecho de que su jurado ha cometido pocos errores. Generalmente ha otorgado el premio a los que lo merecen.

- ¿Le han llegado noticias de que se han vendido más libros suyos en España?

- Sé que en España tengo muchos libros publicados, no sé exactamente cuántos son. No es uno de los primeros países en publicar mi obra, pero es un país donde mis libros ya han entrado. Por lo que yo sé, puede haber de quince a veinte libros que son muchos para un escritor.

- Su traductor en España decía que para usted era una de las traducciones más literarias y de la que se sentía más satisfecho…, a pesar de que no interfería demasiado como autor.

- Ramón es uno de los dos o tres mejores traductores que han hecho la traducción de mi obra; mis mejores traducciones son alemán, español y francés. Yo estoy muy contento, porque son tres lenguas grandes y las tres se han hecho directamente del albanés.

- ¿Y el hecho de que aún no haya un buen traductor del inglés puede ser un serio inconveniente para que se le valore como candidato al premio Nobel?

- No creo que sea ése el factor que lo haya impedido.

- …Aunque pertenece a una de las cuotas que hay que cumplir para recibir el galardón al ser de un país desconocido como Albania…

- No quisiera ganar el premio en esas condiciones; es un reconocimiento que uno debe ganar sólo como escritor.

- ¿Tiene algún candidato?

- (Responde tajante un “jo” que hasta la periodista que no sabe albanés reconoce como un no rotundo).

- ¿A quién lee habitualmente Ismaíl Kadaré?

- La lectura de un escritor no es natural, porque su profesión impide que lo haga como un lector normal. Las lecturas más apasionantes ya las he realizado antes, así que leo como profesional.

Cortante lirismo

- En una entrevista mencionaba que el miedo durante la dictadura había que superarlo para que no le atenazara. ¿Esa lectura le ayudó a no paralizarse en su momento?

- La literatura es igual en todas las épocas, no tiene nada que ver con eso. Yo me he hecho conocido en Occidente con los libros que he escrito durante la época del comunismo, es decir, vosotros habéis leído mis libros –y cuando digo vosotros me refiero al mundo occidental que ha valorado esos libros cuando yo vivía en un país que era casi como una cárcel-. Por eso, todos los comentarios que hablan de mí como escritor de la élite son comentarios de lo más vulgar, lo más bajo que se puede hacer. Yo me he hecho escritor en esa época y no he ganado la fama que tengo precisamente después de su caída (afirma con cierta acritud). Incluso el premio Príncipe de Asturias lo he ganado principalmente con aquellas obras que he escrito en esa época.

- De todas formas el uso de neologismos, metáforas y otros recursos hace que sea un escritor para una minoría culta…

- Toda la literatura seria es así (sonríe)…

- En alguna declaración recogida en la prensa mencionaba que no controlaba el proceso creativo y que los personajes y el argumento se le imponían…

- No sólo no lo he dicho, sino que no estoy de acuerdo con tal cosa… (bromea), porque el escritor controla todo.

- En sus libros se nota una mezcla de contundencia y sin embargo, mucho lirismo…, una oscuridad en la que no hay salida para el ser humano.

- ¿Qué queréis que os diga? Depende de los libros. Generalmente me han considerado un escritor duro, un poco oscuro como dice; eso no es ni una alabanza ni una crítica, es algo normal para un escritor.

La literatura como creencia

- Antes comentábamos que “Spiritus” quizá no sea, por lo difícil, el libro más aconsejable para iniciarse en Kadaré… Si tuviera que recomendarle uno de sus libros a un lector español para comenzar, ¿cuál sería?

- (Se ríe). Precisamente ése no lo aconsejaría, pero hay varios libros para eso: un libro que es sencillo y fácil de entender es “Crónica de piedra” y tal vez sería éste uno de los libros para poder empezar, aunque también es cierto que tengo varios libros difíciles.

- Alguno diría que muchos…

- (Vuelve a sonreír). Bueno, ¡qué se le va a hacer! (carcajea).

- En España como en otros países lo que más se leen son los llamados best-sellers

- En todo el mundo existe ese tipo de lector, es una cosa inevitable actualmente en la literatura.

- Cuando mencionaba el kanun como una tradición que brota de la tragedia griega, ¿eso hace de Kadaré un escritor mediterráneo?

- ¿Qué quiere decir con un escritor mediterráneo?

- Pues que trabaja con una calidez mayor de la que refleja ese estilo frío del que hablábamos…

- Los escritores del Mediterráneo pueden ser cálidos, duros, fríos como lo son los autores de todo el mundo; al fin y al cabo la literatura ha surgido en el Mediterráneo. En este mar han nacido la comedia, la tragedia, el lirismo…

- Kadaré no es un hombre que se deje llevar por los estereotipos…

- Un escritor normal no debe someterse a ellos.

- Quizá debiera dar clase a algunos autores…

- (Sonríe abiertamente). Hoy el escritor tiene muchas tareas por hacer.

- Ramón Sánchez decía que era complicado entender a Kadaré por completo ¿habría que ponerle en el cuello de la camisa un “grillo” como en “Spiritus” para desentrañar al escritor?

- Esos “grillos” ya los tuvimos (Ríe divertido).

- ¿Hay algún país en que le haya sorprendido estar traducido?

- Creo que me han traducido en todos los países; la última traducción de la que he tenido noticia ha sido en el Golfo de Egipto, una versión escrita en lengua roma.

- Para Kadaré la literatura puede superar la tiranía, pero ¿su literatura es literatura en mayúsculas?, ¿confió plenamente en su obra desde el inicio?

- Sí, por supuesto. Desde muy joven lo supe.

- Y desde que acabó la época más dura del comunismo ¿Kadaré es un autor más estético que ético como podía serlo antes? ¿se siente menos orientado al compromiso político y más libre por tanto?

- La obra que he escrito después de la dictadura comunista no tiene ninguna diferencia de la escrita con anterioridad a la caída del régimen. No es ni más bella, ni más valiente. Incluso las obras de mayor coraje las escribí en ese momento como “El palacio de los sueños”, mi libro más valiente, que escribí y publiqué en el año 81, los años más oscuros de la dictadura.

- ¿Entonces no se ha replanteado volver a escribir ninguna de esas obras?

- Como todo escritor siempre haces alguna corrección técnica, pero jamás ningún cambio político. Sé que hay muchas calumnias en ese sentido (dice sonriendo) y seguramente yo puedo ser el escritor más calumniado –hay un batallón entero dedicado a eso en todos los países, incluso oficinas completas para ello- (bromea).

- En España durante la dictadura en Albania Kadaré era visto como el defensor de las libertades por parte de la derecha de nuestro país. ¿Se siente cómodo con que le hayan ido encasillando en distintas opciones políticas con el paso del tiempo?

- Así ha sido siempre. Yo incluso he sido comentado en todo el mundo occidental como tal. Mis obras se publicaron por primera vez en 1970, hace cuarenta años ya, y ya desde entonces me hice famoso. No hay ninguna razón para ver un malentendido en ello. Los que me calumnian en el interior de Albania, los comunistas, antes escribían cartas en contra de mí al Comité Central del Partido, al Ministerio de Interior. Son miles y miles de denunciantes, los mismos que ahora. En aquel entonces me consideraban anticomunista y ahora me catalogan de comunista (Vuelve a esbozar una sonrisa).

- ¿Conserva alguna de esas cartas? ¿Ha llegado a verlas?

- Se ha publicado un libro entero con ese material, “La carpeta K”.

- El paisaje de sus novelas es muy duro incluso psicológicamente hablando ¿ha evolucionado eso también con los años?

- Es una pregunta que me han hecho muchas veces, aunque no sea algo que me agradara especialmente en la época del comunismo. Me decían, ¿siendo Albania un país muy claro, muy luminoso, por qué llueve tanto en tus obras, por qué hay tanta niebla?

- Es algo quizá más emocional que real…

- Éste buen tiempo ha sido uno de los clichés del realismo socialista. Claro que en primavera hay mucha luz, optimismo y alegría…

- Y la recogida del trigo…

- …Y el entusiasmo, la confianza en el futuro, etc., mientras que en mi obra en ocasiones se reflejaba una tristeza muy visible y un clima malo, lo que constituía una oposición meteorológica (bromea irónico). Al principio era la única manera para poder expresarlo y me salió de modo natural; no es que lo hubiera pensado de antemano, sino que era una exigencia interna mía. Cuando estuve en Moscú como estudiante escribí mi primera novela que no sé si se ha publicado en España o no, se llama “La ciudad para publicidad”. En aquella época de manera instintiva, sin pensarlo, escribí esta novela corta. Yo por aquel entonces tenía 23 años. Era una especie de contramodelo de lo que yo escuchaba en la escuela, es decir, las exigencias del realismo socialista eran que la literatura debía ser optimista, con una moral muy sana, una esperanza en el futuro y héroes, personajes positivos.

- ¿Y en sus últimas novelas brilla más el sol?

- Voy a hacer memoria… Más bien tengo un clima neutral. En mi primera novela como siempre el tiempo era malo y los personajes negativos; generalmente en mis obras tengo personajes negativos y siempre lo bueno es vencido por lo malo en mis creaciones, por eso estas obras en aquel tiempo no eran bien acogidas e incluso con muchas dificultades llegábamos a publicarlas.

- Ha comentado que actualmente hay un ataque generalizado contra la cultura y que la mediocridad se estaba adueñando de todo…

- Eso lo dicen todos, no lo digo solamente yo.

- Y aunque niega que su novela sea autobiográfica, siempre se detecta algún pasaje, no sé si eso es una mala lectura…

- Ciertamente es inevitable incorporar algo de cada uno y es una ley universal en la literatura. En ese sentido no he hecho nada especial.

- En “Cuestión de locura” el personaje introductorio es un niño, ¿sólo desde su mirada inocente se puede afrontar la tragedia?

- No lo había pensado así, pero hay algo de eso.

- Ha dicho que el escritor intenta prolongar su vida a través de la literatura ¿la suya ha sido suficientemente fructífera? ¿Se siente más libre en los últimos años para crear?

- Eso es evidente (La risa rompe el rictus). Creo que me siento igual de libre, porque todos los demás y yo cuando hemos estado en la época comunista pensábamos cómo escribiríamos en un sistema libre. Nadie lo sabía; era un enigma, porque nadie lo había probado. Pero cuando cayó el comunismo constaté con alegría que yo seguía escribiendo igual, lo que demuestra que la libertad que yo necesitaba la tenía antes, es decir, que mis obras de ahora no son en ese aspecto mejores que las de entonces. Es una comprobación que he hecho y no hay otro modo de hacerlo para comprender la posición de un autor en otra época.

- Su traductor español afirmaba que seguramente es usted más prolífico ahora, que tenía más necesidad de escribir…

- No, no es cierto, incluso yo pienso que mi creatividad es ahora menor. Hace veinte años que cayó el comunismo y yo he escrito menos obras que en los veinte años anteriores, porque cada escritor, de manera natural y por sí mismo trata de romper una parte de la obra que tiene dentro de sí mismo. Y eso es un éxito muy grande cuando logras hacerlo.

- ¿Qué autores albaneses lee Kadaré?

- Los que debo leer ya los he leído.

- En España recientemente se ha traducido a Fatos Kongoli ¿es el heredero natural de Kadaré en nuestro país?

- No, en la literatura no hay sucesores ni seguidores. (Piensa quizá con sorna) Se nota que venís de una monarquía, de un país con un príncipe y un rey, pero en literatura no hay nada de eso. En la literatura lo que hay es tiranía (Ríe).

- ¿De qué le ha salvado creer en la literatura?

- Del régimen comunista.

- ¿De la desesperación, quizá?

- No, en absoluto. Cuando uno es escritor y escribe sobre una región determinada, uno comprende en su ser que lo que tú escribes va a existir y que el régimen en el que estás escribiendo va a morir. Esto es una verdad absoluta como lo son los sentimientos más básicos. Si uno tiene una patria que es la literatura, eso te salva de todo. Si no tienes fe, no tienes confianza, estás perdido. Si confías en que tus jefes, que son otros escritores, son absolutamente superiores a los gobernantes del país en el que vives, entonces formas parte de otro mundo. Y eso mismo es lo que te otorga una gran fuerza, porque perteneces a otra raza, otro tipo de persona y una civilización distinta. En una ocasión cité un episodio del Infierno de Dante, la conversación con Virgilio, en el momento en que se aproxima una tempestad y Dante Alligheri tiene miedo.

- ¿Todavía tiene que pasar el tiempo para que en su país se haga una lectura de Kadaré más literaria y menos política de sus obras?

- No, a mí ya se me lee por mis valores artísticos. De todos modos, no tengo obras políticas; son muy pocas y muy pocos también los motivos políticos. ¿Has leído por ejemplo alguno en mis libros?

- ¿Considera entonces que se le hace justicia literaria, porque el hecho de que se haya comprometido y se le haya hecho el abanderado de la oposición quizá ha provocado que no se reconozcan todos sus méritos como escritor?

- En un régimen estalinista no hay abanderados de la oposición (recupera la sonrisa). No puede haberlos; ni oposición, ni líderes de ella. Yo he sido conocido fundamentalmente por mis valores artísticos. Para los militantes comunistas del régimen yo estaba considerado un autor muy ligero en el sentido político. Para ellos los escritores son así, no son muy inteligentes, no comprenden bien, están medio locos… (ríe).

- Creo cuando estuvo en el Festival de las Letras de Bilbao se vio en un brete porque se intentaba comparar la situación de Kosovo con la del País Vasco…

- Esto me sucede en varios países, siempre me sucede; incluso en una ocasión que estuve en Córcega casi me meten en una provocación contra Francia.

- ¿Y en el País Vasco tienden mucho a esa confusión?

- Sí, es cierto.

- Ha dicho que cuando estuvo en Moscú descubrió la vida privada. No sé si la rutina era el mayor enemigo del estalinismo…

- En Moscú fui un estudiante extranjero y por eso no tenía contacto con el terror que se ejerce allí. En una dictadura comunista la vida tiene dos imágenes, dos facetas: una faceta exterior, lírica e idílica, que impide que uno entienda lo que pasa allí, como ha sido por ejemplo, la vida en Moscú, por lo que el terror para un extranjero es incomprensible.

- ¿Ser escritor era la mayor culpa durante la dictadura?

- No, en absoluto. El régimen, los fanáticos y militantes son los que te consideran culpable, incluso el mundo exterior también puede verlo así, pero no los demás. Por ejemplo, en Albania ha habido desgraciadamente una amistad sorprendente y equilibrada entre el mundo de derechas y el de izquierdas. Estaba doblemente aislada. La derecha europea no la quería y eso es comprensible, porque era un país estalinista, pero tampoco la quería la izquierda, porque los países de izquierda estaban vinculados con la Unión Soviética y todo la enemistad que tenía Albania con la URSS convertía en enemigos a todos esos países vinculados, así que en aquel tiempo nosotros teníamos unos escasos amigos maoístas, pero luego Albania rompió también con China y perdimos también aquellos amigos y quedaron entonces unos marxistas-leninistas aislados que eran amigos nuestros. El único beneficio fue que ganamos algunos traductores como el caso de Ramón (Sánchez Lizarralde). (Bromea).

- Decía Ramón (su traductor en España) que durante la dictadura se hacía leer los libros de Kadaré a los colaboracionistas para que explicasen los mensajes ocultos, dada la cortedad de los integrantes del régimen…

- Sí, incluso un preso político ha escrito sobre esto. Un poeta encarcelado contó esto en la prensa, explicando cómo le dijeron que “tú, como enemigo del régimen comprendes mejor a otros enemigos”. Era algo típico que sucedía por aquellos años en Albania.

- Sabían que estaba escribiendo algo nocivo, pero no sabían muy bien qué…

- Una parte lo sabía, pero otra parte creía que iba a descubrir algo incluso peor que lo que en realidad se contaba. Todo régimen es un poco paranoico.

- Como en la censura española…

- No, yo creo que en el comunismo era peor, era más profundo aquí.

- ¿Una de las herencias positivas del comunismo ha sido quizá la ausencia de fundamentalismo religioso en Albania?

- No creo que sea producto del comunismo, al contrario; el comunismo con la prohibición brutal que hizo de la religión causó una reacción proreligiosa muy activa después de su caída. Ha hecho un gran daño en este sentido, porque la tolerancia de las religiones en Albania es tradicional, viene de antiguo y no tiene relación con el comunismo.

- ¿En ese sentido qué le parece la mezcla intercultural que hay por ejemplo en España?

- No la conozco en profundidad, aunque sí he oído hablar de ella. Sé que por eso España tiene una visión particular sobre la cuestión de Kosovo, partiendo de posiciones internas. Incluso aquí hay una discusión lingüística, porque en Albania existen dos dialectos y uno de ellos está en la base de la lengua literaria única y los que son partidarios de que el otro dialecto se constituya también en lengua literaria nacional ponen el ejemplo de España que tiene varias lenguas.

- Cuando se exilió dijo que la libertad en Albania era algo distinto. ¿Si no se hubiera marchado entonces para realizar esa oposición desde fuera, cuánto tiempo más se hubiera mantenido esa dictadura agonizante? ¿Fue Kadaré quien le dio la puntilla al régimen?

- No, fue más sencillo y menos dramático. Yo tuve la suerte de comprender que el régimen albanés no lo iba a democratizar Albania, porque existía un plan muy grande y secreto. Yo no conocía este secreto, pero sentía que algo no iba bien. Actualmente no se reconoce esta trama. Yo lo he escrito varias veces y siempre me responden que son inventos detectivescos de un escritor como Kadaré. En pocas palabras, la situación en Albania fue la siguiente: el gobierno comunista prometía que estaba relacionándose con el de Occidente, porque ya con los países del Este ya había roto, pero no se trataba de vacilación, sino que era un plan diabólico para no hacerlo nunca y que consistía en que el gobierno de aquel entonces albanés había entrado en contacto con los golpistas rusos anti-Gorbachov, que habían ocupado ya el Ministerio de Interior y de Asuntos Exteriores y ellos iban a derrocar a Gorbachov y luego atraerían la CIA y la URSS a las dos ovejas negras que eran Albania y Yugoslavia, que se habían separado de Rusia. Éste era el plan, por eso en Albania estaba ya todo bloqueado. Y mis compañeros y yo pensamos que había que darle un empujón para desenmascarar esta hipocresía. Yo me fui a Occidente con el objetivo práctico de dar una entrevista, igual que estoy haciendo con usted hoy; yo iba a buscar un micrófono. Abandoné Albania para buscar un micrófono. El primer día que pedía asilo político en Francia di esa entrevista que escucharon todos los albaneses, porque se transmitió por “La voz de América” para restarle coraje a la dictadura albanesa e impulsar la democracia. Mi vida ha sido muy sencilla en ese sentido con un objetivo pragmático muy concreto que pienso, jugó un papel determinante.

- Con lo cual, aunque no sea musulmán practicante lo que sí es creyente en los medios de comunicación…

- Claro.

- ¿Ha perdonado ya a Occidente el haber dejado sola a Albania y a los Balcanes en aquel momento?

- La culpa principal ha sido de la misma Albania por esa enemistad con Europa que es el mayor crimen del comunismo y si de algo de lo que he hecho o he escrito estoy orgulloso es de haber glorificado a Europa y cuando digo Europa, me refiero a la civilización europea, de la que Albania se separó de manera trágica.

- Y ahora en plena crisis mundial, ¿su alternativa es sanear el capitalismo o un comunismo real e igualitario que nunca se llegó a poner en práctica?

- No es mi función decidirme ni por una ni por otra y no acepto estos compromisos en un escritor. La acción de un autor tiene un plazo muy largo y no tiene nada que ver con las soluciones políticas de uno u otro bando.

- ¿Hay todavía muchos autores oficiales de esos que matan la literatura?

- Siempre ha habido y siempre habrá, es una verdad permanente.

- Superada la dictadura afirmó que no bastaba tener libertad sino que había que construir la vida…

- No recuerdo cómo lo dije, pero no me parece que sea nada fuera de lo común (bromea), es hasta vergonzoso que eso sea un titular.

- ¿El comunismo falló como ideología porque confió en que el hombre iba a ser menos egoísta y que podía vivir en comunidad o el problema fue el férreo control de las libertades?

- El fracaso del comunismo está en origen, en la misma idea inicial de Marx de que llegará un sistema social en que el hombre será tan angélico que no querrá adquirir o recibir más riqueza que la que necesita para vivir. Una humanidad de ese tipo no existe, incluso si fuera así la humanidad desaparecería. El ser humano es otra cosa, así que desde el inicio el comunismo es peor que una ilusión religiosa.

- ¿Se considera en ese aspecto el cronista de una época sin sentido?

- Desde un punto de vista, tal vez sí. Al fin y al cabo, los sentidos de la vida que hacemos son todos limitados. La visión humana del mundo es limitada.

- ¿Qué escritores salva de la dictadura de Hoxha?

- Muy pocos, pero hay algunas obras y en cada uno de ellos puedes encontrar 30, 50 o 200 páginas buenas.

- En España se tenía la visión de que usted era el alter ego de Hoxha como escritor, cada uno a su manera y curiosamente nacidos en la misma ciudad…

- (Se ríe). Era un autor tan pobre que no me considero escritor como él.

- ¿Qué sintió a su muerte?

- Un alivio, pero no sólo yo, sino toda Albania o al menos la mitad de ella.

Lo difícil de ser normales

- ¿Es partidario de que se mantengan los monumentos de esa etapa como la Pirámide?

- Claro, se puede convertir en un teatro, no tiene porqué destruirse.

- ¿Hay que conservarlos para no olvidar?

- La memoria es más profunda y esas edificaciones son tan pobres que no merecen la pena.

- Ha dicho que lo más grotesco del totalitarismo es ese nexo entre comedia y tragedia…

- Es cierto.

- También ha comentado que sólo devorándose la una a la otra pueden convivir la verdadera literatura y la dictadura…

- Sí, he dicho que son dos bestias y he considerado la literatura tan feroz como la dictadura.

- Su definición de Albania es: “Ahora somos un país normal”, ¿en qué consiste esa normalidad?

- Albania es un país con un número extraordinario de problemas, pero ha sido un país tan loco que ahora incluso parece normal.

- ¿Tiene previsto instalarse definitivamente aquí o aún tiene que seguir contando lo que sucede fuera?

- Mi vida no la pongo ahora al servicio de ningún objetivo; ya he encontrado un equilibrio viviendo la mitad del tiempo en París y la mitad aquí. No tiene ningún sentido político el que yo pase el verano en Albania. Si encontráis algún simbolismo en estos árboles o en el guarda de seguridad podéis comentarlo… (bromea), aunque todas las zonas residenciales turísticas tienen uno.

- Decía que el problema de los Balcanes es transformar esa energía negativa en positiva y que con un poco de sensatez se podría acercarlos a Europa…

- Es muy importante. En los Balcanes hay mucha energía negativa, pero se puede reconducir en positiva y yo tengo mucha confianza en ello.

- ¿Con qué ojos recomendaría viajar a Albania?, porque en España se considera que es lugar sucio y peligroso…

- Albania es como un pararrayos, capaz de parar todos los ataques; merece buena parte de las críticas que se le hacen, aunque no obstante, son excesivas. A veces, se pone de moda encontrar en un país todo lo malo. Yo mismo soy severo con mi propio país, pero sé cuando se pasan.

- ¿Hubiera preferido no ser albanés?

- No lo considero ni un honor ni una vergüenza.

- Con los sucesivos cambios en Albania le han ido paulatinamente otorgando distintas misiones políticas…

- Sí, me han propuesto todos los puestos posibles.

- Y también durante una temporada cuando Occidente quería hablar seriamente sobre Albania, desde Butros Ghali a Madeleine Albright se citaban con Kadaré…

- Esto puede ser bueno, pero no siempre es algo positivo para un escritor. Es una carga pesada.

- ¿Le cansaba mucho ser albanés en esos momentos?

- Sí me cansaba, porque Albania es una carga muy pesada (bromea).

Agradecimientos: Elsa Bashkevani, traductora.
Autora: Alicia González (Versión íntegra de la entrevista publicada en Revista Leer)

Os dejamos con la intervención de Ismaíl Kadaré en Gutun Zuria, acompañado de su traductor, Ramón Sánchez Lizarralde.

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