En un encuentro improvisado en la sede del Heraldo de Aragón, recientemente Gervasio Sánchez nos hablaba de la impresionante conmemoración en la que cada mes de julio se camina rememorando el trayecto de la matanza de más de 8.000 varones acaecida en 1995, entonces una simple huida sin rumbo, buscando el amparo del ejército bosnio, frente al avance implacable de las fuerzas del general Ratko Mladić, ahora con un destino, Potočari. La marcha de la muerte es ahora la marcha de la paz, pues su convocatoria realiza la labor pedagógica de obligar a quienes consistieron en su momento a no poder mirar hacia otro lado al paso de estos peregrinos que en tres días recorren más de cien kilómetros bajo la idea de que ni se olvide, ni se repita. Al final del sendero espera una procesión más difícil, la de los féretros en que se entierran los restos de las víctimas identificadas ese año.
Potočari no es un lugar de miradas que buscan, de miradas perdidas intentando reencontrarse con los desaparecidos. Las madres, las esposas, las abuelas, las hijas de Srebrenica comparten cada año la ceremonia del dolor, los llantos sobre las telas verdes con las que se cubren los ataúdes, mientras los hombres, hermanos, padres, abuelos, supervivientes en definitiva, los portan a hombros. Paradójicamente la ciudad de Srebrenica, encuadrada dentro de la República Srpska, que debiera en palabras del general serbio suponer la hora de la venganza frente a los musulmanes, la mañana del 11 de julio se convierte en una llamada de atención de la comunidad musulmana, en el símbolo de lo que el ultranacionalismo quiso destruir.
Ahora, dos periodistas gráficos españoles, Miriam Rogado e Iván Pérez, presentan en la Universidad Carlos III de Madrid su "reflexión sobre el dolor, la rabia y la desesperación aún latentes en los rostros de aquellos que vivieron en primera persona los últimos capítulos de la Guerra de Bosnia", con una serie fotográfica en el campus de Getafe.
La muestra recoge escenas de su experiencia en el escenario del mayor genocidio perpetrado en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, 8372 desapariciones denunciadas en 1995, aunque los reporteros retraten la pervivencia del sufrimiento, plasmado en los 520 cuerpos recuperados a lo largo de 2012, "listos para ser enterrados" en Potočari la mañana del 11 de julio. "Srebrenica Inferno. La mirada del dolor" pretende "ser la voz de aquellas personas que no son escuchadas en Occidente. Por humanidad, porque el objeto de la misma son las personas y su contexto histórico, y por justicia, porque es precisamente este contexto que les envuelve, el que no les deja pasar página". La exposición, que permanecerá abierta al público en la Universidad Carlos III de Madrid del 1 al 14 de abril, ha sido organizada en colaboración con el Departamento de Derecho Internacional de la Universidad Carlos III de Madrid y la escuela de foto periodismo Reporter Academy.
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